PROLOGO DE "CON PELOS Y SEÑALES"

La poesía popular de Carlos Muñoz Aguilera es una forma directa, sencilla y contundente de acercarse a la realidad. En eso tiene una relación muy estrecha con el periodismo. Pero lo aventaja el ingenio y claridad de unas décimas que desgranan la crónica diaria con implacable sarcasmo e ironía, mediante un lenguaje que rechaza todo disimulo.

Recorrer las páginas de este libro --que en verdad constituyen un reportaje histórico--, permite refrescar la memoria sobre acontecimientos cruciales en el Chile del último decenio. La poesía de Carlos Muñoz muestra con pelos y señales una cantidad de hechos que conmovieron al país. Esta forma singular de escribir la historia que tienen los poetas populares, contribuye a impedir que se pierda la memoria, como algunos quisieran. A la vez, y éste es a mi juicio su principal aporte, la poesía popular significa una poderosa ayuda al esfuerzo del pueblo por recuperar la palabra. Ese derecho sagrado e inviolable fue pisoteado y enjaulado --como tantos otros derechos del pueblo-- durante la dictadura militar, y aún no se recupera del todo --como tantos otros.

Durante dos décadas el pueblo se vio obligado a enmudecer y buscó formas sutiles y originales de expresión. Sólo unos pocos valientes --la prensa clandestina, las agrupaciones de derechos humanos y de familiares de las víctimas, los presos políticos, las ollas comunes, los cesantes organizados-- y un puñado de poetas populares, entre ellos Carlos Muñoz, se atrevieron a levantar la voz. Aunque se les cercó e intentó acallar, lucharon heroicamente en defensa del derecho primario y fundamental del ciudadano: la palabra. La poesía popular se leía en pequeños y nerviosos actos en las poblaciones de aquellos que se atrevían a desafiar el terrorismo de Estado. Las décimas --punzantes como cuchillos y duras como peñascasos-- circulaban en hojas sueltas o en periódicos impresos a mimeógrafo. En esa forma la poesía popular --la más auténtica de las poesías-- alimentó el torrente subterráneo de la resistencia y la esperanza. Los poetas populares dispararon sus décimas junto con los pobladores y milicianos, desarrollando el movimiento democrático y revolucionario en lucha por la libertad.

Los versos de Carlos Muñoz --varios escritos en colaboración con Magaly Rodríguez, poeta de igual vena e inspiración que la suya-- son latigazos y encendidas denuncias contra el crimen, la explotación, la hipocresía y el abuso en todas sus formas. Abordan los temas más complejos con absoluta claridad; ridiculizan al opresor y fustigan al traidor. Sin embargo, nunca pierden el sentido del humor --capaz de reírse de sí mismo-- que se manifiesta en la vida cotidiana de nuestro pueblo. Sin rodeos ni eufemismos, estas décimas señalan la voluntad de alzar la voz de los silenciados y humillados. La palabra recupera aquí sus derechos conculcados y ayuda así a fortalecer la corriente que se orienta a recuperar toda la democracia perdida y toda la justicia arrebatada.

Carlos Muñoz, Magaly Rodríguez y tantos otros poetas populares, sensibles e ingeniosos cronistas de las penas y alegrías humildes, han sembrado una semilla que está echando raíces. En este terreno de la conciencia popular, este libro encontrará seguramente el apoyo y comprensión que merece. Sin duda es una valiosa voz de la gran palabra colectiva.

Manuel Cabieses Donoso
Director Revista "Punto Final"

Santiago, junio de 1994.